Pablo lloró ese día al verlo tan inmensamente muerto. Recordaba cuando todavía sin vello en el rostro, aprendian juntos a fumar. Pablo lloró, tal vez por la nostalgia de aquella complicidad inocente e infantil violada por el frío humano. . . . .
domingo, 19 de octubre de 2008
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1 comentario:
mmmm.interesante me ha gustado muuucho...la amistad es el amor con un disfraz..y los celos pueden esconderse bajo los zapatos...pero lo hermoso de estos sentimientos son los aromas del recuerdo incluso el del primer cigarrillo....
besitos
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